lunes, 28 de abril de 2014

ESCALERAS, OTRO IDIOMA

             

                              Ignacio, yo imagino....



   


Uno siempre se imagina como sería irse, si tuviera que irse.
Pequeño, uno se imagina pequeño con muy poco equipaje,
escaleras, quién sabe a donde te puede llevar una nueva escalera.
Yo imagino que cuando esta imaginación aparece siempre es en la cama, tu mente te sitúa en el pasillo, digamos que es lo más parecido a una pista de lanzamiento.
Una luz diáfana en la que aún no estás del todo. Sigues en la cama, las sabanas te siguen protegiendo.
¿Cómo irse? ¿y si....? ¿.........
Sigamos.
Llegado el momento en el que las sabanas ya no son tus aliadas, ves que el pasillo tiene otra luz, al fondo, la maleta ya está cerrada y sabes que ya está, que cruzas a otra parte.
Casi inmóvil, apenas dando cuenta qué en un corto intervalo has cambiado de lugar, de país.
Mirarás, tú pabellón auditivo es casi imperceptible a los saludos de bienvenida de los qué a bien te esperan en tu nueva existencia.
Asirás cualquiera de las maletas como refugio de que ese objeto es de tú casa, de los tuyos. Te subirás al coche, mirarás, verás e intentarás imaginar, con el convencimiento de que éstas tres cosas tan diferentes son difíciles de percibir a la vez.
Será mañana dirás. Mañana veré si me aclaro con estas nuevas escaleras. Mañana veré si las entiendo.

Se podía haber escrito esto un 29 de Marzo, dirás,
¡Claro!, te contestaré,
Pero ahora a un mes vencido, estoy segura que las nuevas escaleras, que son diferentes, las entiendes.


  
   
                                                  Ignacio, esto es lo que yo imagino.